viernes, 5 de febrero de 2010

HAZARDOUS PIERCINGS

PERFORACIONES PELIGROSAS




La moda de llenarse el cuerpo de pendientes lleva un tiempo entrando en nuestro campo de trabajo de manera peligrosa.

Los profesionales que perforan y colocan estas bisutas cerca o dentro del entorno oral no advierten (quizás porque lo desconozcan) a sus clientes de los posibles daños que entrañan estas prácticas.

Arriba os presento un caso de un pendiente (aro), colocado en el frenillo central del labio superior. El riesgo de este pendiente estriba en que toca sensiblemente la encía de los dos incisivos centrales superiores. Advertimos a nuestra paciente, que de dejarse ese piercing, iría o corría el riesgo de ir perdiendo parte de esa encía, con lo que los dientes se parecerían más largos, o al menos el izquierdo que es donde más rozaban las bolas del aro, de manera que, a medio y largo plazo pondría en peligro la salud y la estética de su frente anterior.
Le informamos igualmente que cualquier cantidad de encía adherida que perdiera no sería recuperable (ya había perdido una pequeña marca en forma de semicírculo, pero no se aprecia en las fotografías).




Por si fuera poco la paciente presenta también un enorme piercing lingual (a lo mejor no tan grande pero uno no se acaba de acostumbrar a ver estos herrajes) con el que la misma jugaba mordisqueando con los incisivos centrales, no en la parte más gruesa, pero sí en la barra que lo solidariza en la parte intermedia.
Igualmente le contamos a nuestra paciente que esos bordes irregulares que presentaba eran consecuencia de ese juego que hacía con la barra del piercing y que no podíamos arreglarlos, enderezarlos tal y como ella nos pedía, ya que, cualquier material que colocásemos para restaurar dichos bordes "saltaría" literalmente cuando ella volviera a jugar con el pendiente.


Por último destacar un falso piercing no lesivo, el skyce (ese cristalito que se ve) pegado a su incisivo lateral superior derecho, que se le colocó en consulta hacía tiempo (unos cinco meses) y que, obviamente, era el único que no le daba, ni le iba a dar en el futuro, ningún problema de salud.

Puede parecer que fue un día nefasto, puesto que perdimos a la paciente que venía sólo a arreglar esos bordes irregulares de sus incisivos centrales, pero, visto desde nuestro punto de vista, era totalmente necesario poner en su conocimiento los riesgos que corría, independientemente de que ella quisiera o no realizarse tratamiento con nosotros y/o seguir con sus piercings.

Un saludo cordial.

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