De lo que poca gente se da cuenta, y de ahí el título, es que nunca se anuncia ningún dentista en televisión, y mira que en España tenemos algunos de los mejores dentistas mundiales, y sin embargo quien se anuncia en televisión son estas franquicias que prometen todo sin dar nada a cambio y para los que no trabaja ninguno de estos dentistas.
Admito que todas las verdades que se os van a relatar son tales porque soy el primero que experimentó trabajar bajo estas circunstancias, gracias a Dios por poco tiempo, pero el suficiente para conocer cómo funciona su sistema, su nau-jau (know-how).
Con el tiempo las facultades empezaron a generar más dentistas y/o éstos vinieron de otros países, sobre todo de América, y la gente comenzó a tener más lugares donde elegir.
Hoy en día hay ciudades completamente colapsadas de clínicas dentales por todos lados. Hemos llegado a una cima, no hay más trabajo, por lo que se están cerrando consultorios y hay dentistas a los que les cuesta encontrar trabajo.
El mercado libre ha generado además las franquicias dentales. Tiendas donde se vende la Odontología como si fuera comida rápida. Digo tiendas porque mientras que cuando vamos a la clínica dental de la Dra. Mengana generalmente nos atiende la Dra. Mengana que es la dueña de la consulta, estas tiendas están en manos de empresarios de toda linde que no tienen porqué saber nada sobre Odontología para atender a sus clientes, que no pacientes como los de la Dra. Mengana.
Todos hemos comido en algún restaurante franquiciado tipo cómida rápida: pagas antes de comerte la comida, te la sirves y recoges tú y además parece como si lo que sirvieran fuera maravilloso o espectacular y no una simple hamburguesa.
En estas tiendas pasa lo mismo: todas cobran hasta el último céntimo de lo que te vayas a hacer antes de tocarte un pelo de la cabeza, prometiéndote, eso sí, todo lo que quieras en cuanto a resultados, expectativas y demás para que pagues algo que ni sabes cuándo, cómo ni quién te va a llevar a cabo en tu boca.
Imaginemos que acudimos por primera vez a uno de estos locales comerciales: Para empezar te atiende una señorita que no es dentista (ya que éste/a es el/la malo de la película y sólo lo ves dos minutos.)
Lo primero que va a hacer esta chica es radiografiarte sin receta de un/a profesional para que tu nuevo/a dentista tenga algo más que la exploración para poder decir qué te hace falta (hablar de diagnóstico y necesidades de tratamiento es algo demasiado complejo para estos negocios.) Si el/la dentista de turno fuera precavido/a y no quisiera poner demasiado tratamiento por querer ver cómo evoluciona el paciente (craso error, ya que aquí lo que hay son clientes), la descocada comercial irá sugiriendo, pues así se lo han enseñado, al/a profesional qué debe o qué puede poner a este/a (suele aprovechar un momentito de descuido para aconsejar al dentista sobre qué y qué no ponerle al cliente y que éste/a vaya advertido.)
Esta agradable mujer te acompaña desde que te levantas del sillón del/a dentista hasta que te mete en su despacho donde va a estar contigo el tiempo que sea necesario para convencerte de todo lo que tienes que hacerte en la boca (cuando la mayoría de las veces no tiene ni la más remota idea de lo que está vendiendo pero sí de lo que cuesta ya que tienen unos objetivos, que suelen rondar los treinta y cinco mil euros mensuales, para cobrar un sueldo más decente).
Del despachito de esta mujer, las llamadas "ventas" o comerciales, sólo se puede salir de dos maneras: con todo despachadito para que te empiecen a tratar (te lleva ella directamente al mostrador para que te den cita), o con la promesa firme de que te lo vas a pensar (te estarán llamando días, semanas y meses, y cuando creas que no te van a llamar más te volverán a llamar para ver si quieres hacerte los tratamientos que se te ofrecieron).
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Hoy lo vamos a dejar aquí, hemos visto cómo han nacido las tiendas odontológicas, no por necesidad de la ciencia o de la salud dental, sino de la rama del marketing que también nos vende hamburguesas, pizzas, reparaciones de automóvil...
También dejamos nuestra visita virtual en la que apenas nos vio un/a dentista colegiado/a pero se tiró con nosotros todo el tiempo del mundo (pueden ser dos o tres horas sin mucho correr) una chica francamente agradable para vendernos algo que ni ella sabe si necesitamos y que el/la profesional ha valorado en un tiempo récord (como mucho diez-quince minutos.)
Volveremos para seguir destripando las entrañas de estos negocios.
Si alguien se ha quedado con ganas, que en cualquier buscador ponga el nombre de la tienda dental más cercana y verá que opiniones más lindas cuelgan de la red.

Nota del autor: Seguramente existirá una excepción a la regla, una franquicia dental digna donde todos: pacientes, directores y dentistas estén altamente satisfechos de su trabajo y de sus resultados. Es lo malo que tiene hablar de la mayoría, generalizar, pero a grosso modo, pienso que estamos mostrando la realidad de un modo de trabajo desconocido para el público en general y que tenía que salir a la luz algún día.
2 comentarios:
lo mismo ocurre en Peru, porfavor comente y visite. www.mesadesaludbucal.blogspot.com
Lo único que se me ocurre es aquel dicho que reza: "mal de muchos..."
Un saludo cordial
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